viernes, 5 de octubre de 2007

CONFIESO QUE HE BEBIDO

Mágicamente las luces se mezclan
entre vidrios y cristales etílicos,
borrosos, sarrosos, lastimeros,
precarios, pobres y tristes.
La situación nos lleva al desbarajuste,
nos conduce al alcoholismo enfermo,
pero sabroso,
de tanta vida desiertiseca
que amerita probar algún líquido.
Malamente podría apuntar
con un dedo a la bebida o al bebedor,
telúricamente caerían
mis sabores de la boca,
caería mi decencia.
Por lo tanto,
con el poder que me otorga la vida
y la facultad de poseer una boca,
señalo de manera sobria:
confieso que he bebido.



Jaragon

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